Ese insulto me tomó por sorpresa, pero tampoco me molesté en ocultarlo. Apreté la mandíbula y, al escuchar que a Bianca le estaba haciendo daño, no pude evitar avalanzarme sobre él para agarrarle de las muñecas y liberar a Bianca.
-Fuera de aquí, gilipollas. No sabes dónde te estás metiendo -le amenacé.
—¿Qué me va a hacer un niñato rico como tú? ¿Llamar sus papis? —se burló y yo moví las muñecas para comprobar si sentía dolor.
—No sé quién coño eres, pero créeme que tampoco vamos a perder nuestro tiempo en ti —le solté y él rio.
—Mira tía, sino quieres que se te abalancen los tíos no te vistas como una zorra.
Antes de que pudiera contestarle e invitarle a abandonar la fiesta, él se adelantó a insultar a Bianca. Fue entonces cuando perdí los nervios.
—Los llamaría, pero supongo que unas cenizas no pueden partirte la cara A diferencia de ellos, yo sí puedo —tras decir eso, me abalancé y le propiné un puñetazo en la mandíbula, lo que le hizo soltarle. —y otro consejo: si no quieres terminar como mis padres, nunca le digas zorra a una chica, y mucho menos por su ropa.
No pude evitar sentirme algo entristecida. Así que había perdido a sus padres, pobre. Antes de que la cosa se pusiera peor cogí el brazo de Eros, y tiré de él hacia la cocina. Cogí su mano, no se había hecho daño pero tenía los nudillos enrojecidos. Abrí el frigorífico en busca de hielo. Cuando lo saqué me acerqué a él y acaricié sus nudillos con el hielo.
—Gracias por defenderme, me gustaría devolvértelo…
—No te preocupes, no ha sido nada y no tienes que devolverme nada —contesté mientras hacía una mueca al notar el hielo rozar mi piel. Ahora estaba algo más calmado tras llegar a la cocina, gracias a Bianca. Si ella no me hubiese sacado de allí probablemente aquello habría terminado en un desastre. —Hey, gracias por sacarme de allí.
Sonreí de lado. Siempre conseguía la manera de darme las gracias por algo.
—Déjame entretenerte un rato —terminé de acariciar su piel con el hielo y me lo llevé a la boca, para lamerlo.—No quiero volver.
Leo observé lamer el hielo, curioso port saber a que se refería.
—Está bien, podemos quedarnos por aquí un rato, o ir a alguna zona de los pisos de arriba, si te apetece. Ya sabes que hay habitaciones cerradas dónde no puede entrar la gente, así que no nos encontraremos con ningún otro imbécil—dije, imitando su sonrisa de lado inicial.
Le miré durante unos segundos, decidiendo que hacer, y al final hice lo mismo que estaba haciendo esos días, seguir mis subconsciente.
—Vamos a una de las habitaciones, a la tuya.
-Donde usted quiera majestad —hice una reverencia estúpida, y le agarré de la mano para guiarle, de nuevo, a los pisos superiores en busca de mi cuarto.
En un par de minutos, estábamos solos tras las paredes de la sala que más me reconfortaba de toda la casa.
Me estiré y observé la habitación. Era preciosa. Me dejé caer sobre la cama y solté un pequeño gemido.
—Dios, debes dormir aquí como un rey. Yo también quiero despertar aquí —acaricié el colchón con mi mano.
—Más o menos —reí y dejé el peso de mi cuerpo caer justo a su lado, sin apartar los ojos de ella. —pero dormiría mejor si no durmiese solo.
Levanté una ceja.
— ¿Por qué duermes solo? Puede que haya echado un vistazo, y me he dado cuenta de un montón de chicas que no paraban de mirarte… — mi tono fue bajando, no por miedo ni por vergüenza, sino porque sus ojos conectados a los míos me hacían sentir que debía darle más intimidad a la conversación.
—Bueno, puede que físicamente no duerma solo… o como lo quieras decir —solté un pequeña risa—pero si que suelo sentirme algo solo.
Al momento que pronuncié aquellas palabras me di cuenta de lo que acababa de hacer. Aparté la vista de Bianca sienéndome algo avergonzado.
—A ver, no te lo tomes a mal, tengo a mi amiga Venus, pero sé que ella tiene otra gente. En cambio, yo solo le tengo a ella…
Cogí delicadamente su rostro, colocando mis dedos sobre su mentón y girándolo hacia mí.
—Me puedes tener a mí —le sonreí de verdad. Una sonrisa honesta—. Qué puedo hacer ambas cosas —me reí de mí misma por lo que acababa de decir.
Moví mi mano hasta su mejilla y la acaricié suavemente con mis dedos mientras le escuchaba hablar.
Al escuchar su risa, hice una pequeña sonrisa, y mis ojos se desviaron a sus labios.
Deslicé mi mano por su rostro hasta llegar a su barbilla, acariciando su labio inferior con mi pulgar. Tragué saliva y mis ojos volvieron a clavarse en sus pupilar brillantes.
—¿Puedo? —pregunté con un hilo de voz, acercándome un par de centímetros más a ella. Podía sentir su respiración caliente y pausada en mi piel.
—Adelante, llevo esperando esto desde hace horas —admití. El orgullo me ganaba muchas veces, pero no hoy, no ahora. Su piel estaba tan suave y me sentía tan a gusto con cada roce. Me perdí en sus ojos, esperando unos segundos a que todo se desatara.
Después de la escena de Eros y Bianca, el grupo se desintegró y pasamos de ser 13 a 4 personas y 2 de ellas borrachas…
-Oye que yo me voy -le dije a Zack levantándome rápido, pero de la inercia y que yo no estaba del todo sobria me caí de boca. -No es nada -dije volviéndome a levantar, sacudí mi vestido y me fui para fuera evitando toda la gente.
Quiero hacer un paréntesis para, yo, alba decirle a Eros que es el amor de mi vida
Después de la escena de Eros y Bianca, el grupo se desintegró y pasamos de ser 13 a 4 personas y 2 de ellas borrachas…
-Oye que yo me voy -le dije a Zack levantándome rápido, pero de la inercia y que yo no estaba del todo sobria me caí de boca. -No es nada -dije volviéndome a levantar, sacudí mi vestido y me fui para fuera evitando toda la gente.
-Ho dios, eres un desastre con patas.- Me levante y cogí a Maxi de los hombros, intentando que no volviera a caerse.-Ademas, he de llevarte yo a casa, así que, NOS vamos, no solo tu, estúpida.- Le di un golpe-cito en la fente.
Después de la escena de Eros y Bianca, el grupo se desintegró y pasamos de ser 13 a 4 personas y 2 de ellas borrachas…
-Oye que yo me voy -le dije a Zack levantándome rápido, pero de la inercia y que yo no estaba del todo sobria me caí de boca. -No es nada -dije volviéndome a levantar, sacudí mi vestido y me fui para fuera evitando toda la gente.-Ho dios, eres un desastre con patas.- Me levante y cogí a Maxi de los hombros, intentando que no volviera a caerse.-Ademas, he de llevarte yo a casa, así que, NOS vamos, no solo tu, estúpida.- Le di un golpe-cito en la fente.
-Lo que tu digas…-bostecé, y me agarré a su brazo cual señora mayor. Al bajar por las escaleras vimos a la chica rapada, amiga de Eros, en la entrada fumando. Ella se dió cuenta de que ya nos ibamos y se acercó a nosotros.
-Ya os vais? -preguntó.
-Lo que tu digas…-bostecé, y me agarré a su brazo cual señora mayor. Al bajar por las escaleras vimos a la chica rapada, amiga de Eros, en la entrada fumando. Ella se dió cuenta de que ya nos ibamos y se acercó a nosotros.
-Ya os vais? -preguntó.
-La niña pequeña ya esta cansada al parecer.- Me burle.- Creo que no nos conocemos, por cierto…- La mire de arriba a abajo.
Quiero hacer un paréntesis para, yo, alba decirle a Eros que es el amor de mi vida
Same xd
Quiero hacer un paréntesis para, yo, alba decirle a Eros que es el amor de mi vida
Same xd
JAJAJAJAJAJAJ
—Adelante, llevo esperando esto desde hace horas —admití. El orgullo me ganaba muchas veces, pero no hoy, no ahora. Su piel estaba tan suave y me sentía tan a gusto con cada roce. Me perdí en sus ojos, esperando unos segundos a que todo se desatara.
Me acerqué a Bianca lentamente, algo dudoso de lo que estaba a punto de hacer, pero queriéndolo con todo mi ser por alguna razón que no sabía explicar. Hoy estaba raro y ni si quiera sabía si la culpa era del alcohol o de algún rincón escondido de mi mente el cual había logrado salir a la superficie gracias a Bianca. Ella era un misterio para mi, y aunque los acertijos y los puzles se me diesen mal, estaba seguro de lo que hacía.
Finalmente nuestros labios dieron el uno con el otro y, tras echar un último vistazo a sus ojos, cerré los míos.
En cuanto sus labios se encontraron con los míos le devolví el beso de manera pausada y lenta, intentando estirar los segundos para no tener que separarme. Sus labios sabían a alcohol, y no pude evitar pensar en que me encantaría emborracharme así. ¿Se puede emborrachar una de besos? Entrar en un estado de embriaguez simplemente por el choque de unos labios que parecían destinados a encontrarse. Tal vez esto fuera ser mi nueva adicción, pero de cualquier forma, pensaba besarle hasta que el aire no me lo permitiera.